Loja de antaño

Ambiente Colonial de la muy noble y muy leal Cuidad de Loja.- sus tradiciones

Loja, cuidad realista.

Una de las caracteristicas de Loja en el siglo XVIII, es su decidida adhesión al Rey. En esto fincaban su mayor orgullo algunas de las setenta familias de nobleza conocida.

En una proclama del Cabildo de Loja en su adhesión al Rey Fernando VII, en los días de su prisión, se dice: "Esta ciudad de Loja junto al Cabildo, Justicia y Regimiento: Prorrumpe en la misma lealtad amor e íntima natural inclinación por  cuanto se lee en algunos papeles públicos impresos en Sevilla, la opresión de Su Magestad, que no ha podido escucharlos sin lágrimas, y sin todo el ardor de su corazón, sea para correr a las armas, o sea para hacer las erogaciones que se pueda en favor de la mas justa, mas santa y mas común causa que se alcance a ejecutar en lo humano".
Y después de jurar y proclamar al Rey en el Cabildo, se dispuso que este juramento sea en pública ceremonia, y fue designado don Pio de Valdivieso, para que la presida.

El Escribano del Cabildo ha dejado la relación del público juramento, en la que se dice: "El día 9 de octubre de 1 808, el ilustre Ayuntamiento, presidido por su jete el Sr. Dn, Tomas Ruiz Gómez de Quevedo, montados todos a caballo, vistosamente adornados se dirigieron a la casa del expresado Caballero y lo sacaron a las consistoriales ricamente vestido de la Banda y Armas Reales; allí le entregó a dicho Jefe el Real Estandarte con estas palabras: Este es el Estandarte de Fernando VII que doy a Vuestra Merced con el acatamiento debido para que hagáis las f unciones de su aclamación. Recibido salieron a la Plaza Mayor acompañados de toda la nobleza muy ataviada y decente, en donde estaban las Milicias de la Cuidad; esperando en orden la gente de todas clases, sexos y edades se veía repartidos por las esquinas, galerías, balcones y portales, que estaban adornados con arcos en las bocas calles, formando una divertida perspectiva. Caminaron llevando en medio al que enarbolaba el Pendon Real, asida la una punta de él, a la derecha, por el señor Oidor Corregidor, y la otra a la izquierda por el Alcalde Provincial don Francisco Riofrío: muy cerca dos Reyes de Armas sobrinos del mencionado Alcalde. Seguían a los SS. Capitulares, luego la nobleza y delante de todos las libreas.- Así llegaron al son de la música al lugar, a un tablado enalfombrado que estaba en la plaza entre cuatro arcos figurados y hermosos: allí subieron dichos Capitulares, y hecha la señal de silencio, proclamó y juró a su Soberano el expresado don Pío de Valdivieso en estos términos: ¡Loxa! ¡Loxa! ¡Loxa! Viva el señor don Fernando VII, Católico Monarca de las Españas y de las Indias ¡Viva! ¡Viva! ¡Viva! Tomaron la palabra los Reyes de Armas y la pasaron al pueblo que formó gozosa gritería de vitores, se tocaron todos los instrumentos y por un gran rato botó a manos llenas muchas monedas por el Proclamador.

"Bajaron y volvieron a sus caballos, iba en alto el Estandarte, y adelantaron las dos Compañías de milicias mandadas por sus Oficiales, se práctico el paseo, dando principio por la calle del Monasterio de las Conceptas, hasta la plazuela de Santo Domingo, por la del Hospital hasta desembocar en la plaza, y rectamente hasta la plazuela de San Francisco, la que atravesada se volvió a tomar otra calle que sale a dicha plaza, llegando a las puertas de la Casa Consistorial. Se condujo el Real Estandarte a la Galería donde con adorno conveniente se patentizaba la Real Efigie de Fernando VII, su cetro y corona, sobre almohadones de terciopelo carmesí y colgaduras de damasco: se depositó allí el Estandarte, haciendo tres salvas con las Milicias, y de manifesto tres días con la correspondiente guardia, y hachones de velas de cera. Con general júbilo y repartidos muchos licores a la plebe se finalizaron las festivas diligencias de este día".

Este ceremonial demuestra la adhesión de las clases dirigentes de Loja la Rey, que tuvo también manifestaciones con motivo del Juramento de la Constitution de Cadiz, en 1820

Leyendas y tradiciones de Loja: La Advocación de Nuestra Señora del Cisne.

La Leyenda de la Virgen del Cisne.

Y no sería posible terminar esta síntesis histórica de la Advocación de Nuestra Señora del Cisne sin recordar su leyenda.
Afirma Montesinos en su relato que cuando los habitantes de la que hoy se llama Parroquia del Cisne, resolvieron abandonarla por el azote de las largas sequías, “se le apareció la Virgen Santísima a los principales y les dijo: fundasen aquí una iglesia que allí os quiero asistir, para que no tengáis más hambre”. Y así se estableció el culto de María por la comunidad de indios. Y luego añade Montesinos, refiriéndose a la obra escultórica: "Es la hechura de la Imágen, de un poco menos de vara, al modo de la de Guadalupe, hermosísima y de color trigueño. No pude averiguar lo cierto en razón de si es aparecida o puesta en lugar de la que se apareció”.

En este relato se recoge una leyenda que los siglos no han logrado desvirtuarla de la mente popular, que creerá siempre en la aparición de la Virgen María, con el matiz romántico que el Dr. Riofrío lo perpetúa en su libro, cuando dice:

“Cierta doncella indígena, inocente y recatada, salía todos los dias conduciendo su rebaño, y encontraba con frecuencia en su camino a una hermosísima pastorcilla, coronada de fragantes rosas y llena de limpieza y magestad, aunque vestida con el humilde traje de las campesinas. Bajo esta humilde apariencia gustaba la Virgen Santísima acompañarla en la custodia del ganado que pacía, y le ayudaba también a hilar en las horas de la siesta, cuando fatigada la joven india por el sol del medio día, solía acogerse a la sombra de algún árbol. Todo era sobre humano en el rostro precioso, y en la gracia y suavidad de aquella pastorcilla divina, que así regalaba a su inocente compañera con tan dulces y celestiales visiones.   Conjunto de admirable sencillez y de hermosura, esta campestre narración india, pone de manifiesto lo mucho que le gustan a María los corazones sencillos, no mancillados por la culpa, y las almas verdaderamente humildes”.

El comentario final del Sr. Dr. Riofrío parece conceder aceptación a la leyenda, y teja, ademas, constancia en su libro, de las sugestivas versiones sobre el cambio del dulce aspecto de la imágen, y aun del singular color que le da vida a la belleza de su rostro, cuando agún suceso puede motivar esta transformación, es apacible, en melancólica, o en severa amonestación.   Y se hace también referencia a la versión acerca del retorno de la imagen, misteriosamente, de Zaruma, cuando fue llevada con el intento de que no regresase al Cisne, quedando la huella del viaje por las montañas, en la orla humedecida de su manto azul.

Y el padre Lucero afirma con juramento la verdad de aquella "gran tempestad de aires, que hacía pedazos los árboles y las casas se descobijaban", cuando los indígenas de Chuquiribamba, en obediencia al mandato cruel del Oidor Diego de Zorrilla, acogieron en su sitio a los comuneros del Cisne, cuyos ranchos fueron quemados para evitar su regreso, que luego fue obligado por fenómenos atmosféricos extraordinarios que impidieron para siempre, todo intento de cambio de lugar para el culto de Nuestra Senora del Cisne, que había de realizarse en el recinto de la comunidad de este nombre, obligadamente.

El que esto escribe tuvo el singular placer de visitar Nuestra Senora del Cisne en su propia aldea y en su templo colonial, ya en el proceso de su demolicion, para ser sustituido par una gran Basílica de arquitectura moderna digna de esta Advocacion secular, y de su historial maravilloso lindante con la leyenda mística.
 
No sabría describir el ambiente de la montaña del Cisne, que sería preciso vivirlo unos días para penetrar en su espíritu, pues sólo tengo la impresión fugaz de unas horas, ni me siento capaz de consignar en estas páginas la emoción sentida al contemplar de cerca la maravillosa obra artística de la Imagen de la Virgen del Cisne, animada de vitalidad, radiante de belleza excepcional, dulcísimo  en la incomparable atracción de su mirada. Su contemplación silenciosa inundó mi alma de los más gratos recuerdos de mi vida. Desfiló en mi mente mi infancia al lado de mi madre, que nos contaba, al calor del hogar los portentosos milagros de la Virgen del Cisne; reapareció, en plenitud, la alegría de los veinte de agosto el día de la entrada triunfal, en romeria interminable, de Nuestra Senora del Cisne, en visita anual a la ciudad de Loja, bajo los arcos de f lores silvestres del camino y el engalanamiento de los balcones señoriales con rica sedería. Y luego la feria autorizada por Bolívar, con la concurrencia innumerable de los devotos de todos los confines de la provincia de Loja y de las provincias vecinas. Y la festividad religiosa solemnísima, que culminaba con la gran procesión de la Imagen en la que admirábamos, a la luz del sol, la belleza sin igual de la morenita del Cisne que parecia sonreírnos a todos sus lojanos. Elconvencionalismo a la intransigencia de las teorías políticas o religiosas, no son capaces de destruir la intensidad de la emoción cristiana y patriótica, ligada a las tradiciones de la propia tierra y a los vínculos de la familia, cuando el hombre es realmente libre en su alma. Con inmensa sorpresa, dentro de mí mismo, volví a sentirme niño, cerca de la Imagen de Nuestra Senora del Cisne, cuando el transcurso de la vida ha cubierto de nieve mi cabeza y sedimentado tanta pena en mi corazón, que me parecio recobrar su entusiasmo y su alegría por los dulces recuerdos suscitados en esta visita inolvidable. Sin la emoción espiritual, la vida carece de significación trascendente, y sólo por esta emoción es posible llegar a comprender que lo sobrenatural, es seguramente lo real. Y por eso en la leyenda hay más verdad intuida, que en los graves relatos históricos.

La leyenda de la Real Orden de los Caballeros del Cisne, que dio or/gen a la advocación religiosa de este nombre, es la constancia máxima de los poderes del espiritu, en contraste con el frágil testimonio de los sentidos. La leyenda es corta y es un bien conocerla.

EI Duque Godofredo de Brabant había fallecido sin dejar heredero masculino, más poco antes, habia expresado el deseo que su ducado permaneciera en poder de la duquesa su esposa y su hija. Pero su propio hermano, el poderoso duque de Sajonia, poco caso hizo del postrer del difunto y haciendo caso omiso de quejas y súplicas de la desventurada viuda y de la huerfanita, se apoderó del ducado de Brabant, que según el primitivo derecho germánico, no podía ser poseído por mujer alguna.
Las cosas así, la duquesa se decidió a exponer su asunto ante el anciano rey Carlos familiar suyo, quien se encontraba a la sazón en elcastillo de Steen, sobre los bordes del Escaut. El duque de Sajonia, quien supo de la gestión, tambien se encaminó al lugar para defender sus derechos que creía lesionados por el testamento de su difunto hermano. Ycuando el rey hubo reunido toda su corte con el objeto de proclarnar justicia, miró hacia una ventana a través de la cual notó un bello Cisne blanco que nadaba sobre el río, halando mediante una cadena de plata una barca en la cual se encontraba un caballero en actitud de sueño. Su resplandeciente escudo servía a este de almohada y sus armas reposaban a su lado, también relucientes al sol. El Cisne llegó cerca de un barco, con asombrosa habilidad.

Al ver esto, el rey Carlos y toda su corte se asombraron; no habían visto ni oído hablar jamás de semejante cosa. Y cada cual, olvidando las quejas de la duquesa y su hija, dejó la sala del Consejo y se precipitó hacia la ribera del río donde se había congregado una multitud de villareños. Entre tanto el Caballero del Cisne se había despertado y echado pie a tierra. El rey lo recibió de manera magnífica, con honor y cortesía y tomándole por la mano, le condujo en persona hasta el castillo. Mas el joven Caballero de armas de plata se detuvo y, dirigiéndose hacia el Cisne hizo un ademán de despedida, diciéndole: "Sigue tu camino, bienamado Cisne; si necesito tus servicios te llamaré".

Entonces la maravillosa ave cogió el vuelo, desapareciendo entre las nubes. Todos los ojos se fijaban en el apuesto Caballero, cuya hermosura era notable y de aspecto inmaterial. El rey volvió a sentarse en su trono y después de haber escogido asiento para su huésped declaró que estaba de nuevo dispuesto a oír las quejas de las dos damas. La duquesa de Brabant, secundada por su hermosa hija, no perdió tiempo en acusar al duque de Sajonia, quien tuvo lugara defenderse luego después. Mas viendo éste que estaba perdiendo su causa, se remitió al juicio Divino, debiendo entonces la duquesa oponerle un campeón que lucharía con él en combate individual. Con semejante decisión la duquesa se sintió desfallecer pues sabía que su contrincante era un héroe, célebre por sus proezas y nadie osaría, en tal circunstancia, medir fuerzas con él. Así las cosas dio vistazo por la Asamblea toda, más nadie se aprestó a defenderla.

Entonces, en medio de un silencio por demás significativo, la bella hija cuyo nombre era Isabel, se deshizo en sollozos. Acto seguido, el Caballero del Cisne se levantó de su asiento señorial, conmovido por la escena, declarando que accedía a combatir a favor de la dama en cuitas. Hubo aprestos de combate por ambos lados, en un sitio al frente del castillo; sonaron trompetas y tamborines y a la señal dada los adversarios de la ocasión se precipitaron el uno contra el otro, con brillo y coraje tal que los asistentes apenas podían distinguir quién ganaba. Pero el de la Cabalgadura blanca aterró al duque de Sajonia, quien falleció a sus pies. De nuevo llenaron el aire el sonido de trompetas y las dos damas vinieron a inclinarse ante el vencedor y en premio a su magnífico gesto, ofreció la mano de Isabel en matrimonio, además del ducado de Brabant. El desconocido caballero del Cisne aceptó la oferta con regocijo, con la condición de que no sería jamás interrogado acerca de su nombre y de su origen, en cuyo caso se vería obligado a responder y desaparecer enseguida para siempre.

Los esponsales tuvieron lugar al día siguiente, en medio de incontable regocijo popular.   El joven duque tenía un aspecto maravilloso, pero nadie se acordaba haber visto antes ese rostro radiante suyo nisu escudo de plata engalanado con un magnífico cisne blanco.

Vivieron muchos años en perfecta felicidad, hasta el día en que Isabel, torturada por el deseo de conocer mejor al padre de sus dos hermosos hijos, no pudo resistir más de hacer la fatídica pregunta.  El duque se sobrecogió y entre asombrado y desolado, respondió sin tardanza: "YO SOY LOHENGRIN, CABALLERO DEL SANTO GRIAL E HIJO DE PARSEVAL, EL HÉROE PURO. POR ESTA PREGUNTA QUE HICISTE,  TU MISMA HAS ROTO NUESTRA DICHA:  DEBO PARTIR Y DEJARTE". Ni las lágrimas de la hermosa duquesa ni las súplicas del pueblo en plena desolación pudieron retenerlo, pues se alejó al río con sus armas y a un simple conjuro suyo, apareció sobre finas olas el mismo Cisne que lo había traido antaño.   Se hizo fuerte, domeñando así su propio dolor, abrazó a sus hijos, se despidió de la amada esposa y bendijo a aquel pueblo que tanto lo respetaba por su bondad y sabiduría; embarcó y partió saludando a sus fieles devotos, obedeciendo así la orden del Sagrado Grial, no volviendo a saberse nada de él.

A pesar de su dolor, la duquesa educó con dignidad a sus dos hijos, quienes llevam "un blanco cisne con las alas abiertas en sus escudos señoriales, para recordarles su origen divino".

Y en recuerdo de este suceso se instituyó la Real Orden de los Caballeros del Cisne, en Alemania, y se adoptó la Advocación de Nuestra Señora del Cisne, como patrona de la organización, erigiéndole magníficos templos en la cúspide de algunas montañas europeas, para rodear de silencio y majestad el misterio de la iniciación.

Al romper el secreto de su identidad personal, violado porla curiosidad de su mujer, dice el Caballero del Cisne que es "Lohengrin". ¡Y quien es Lohengrin! El caballero de Santo Grial, el héroe puro de Parseval, el descubridor y guardián del Vaso Sagrado que sirvió en la ocasión de la última cena y que después contuvo sangre del Señor al ser crucificado. Las leyendas populares de la Edad Media afirmaban que el Vaso Sagrado o Santo Grial estuvo escondido durante varios siglos en el Castillo de Corbenic, en Inglaterra, habiendo sido descubierto al fin por el héroe galense Parseval, padre de Lohengrin. Se afirmaba que la posesión del Grial dispensaba el don de la Vida Eterna. Y aquellos que podían contemplar el Sagrado Vaso día por día, gozaban de perpetua juventud y el lugar en donde estaba expuesto a la Guardia de los Caballeros, llamado Monsalvat (Montaña de la Salvación) se convertía en una especie de paraíso terrestre. Había una milicia guerrera instituida con el fin de resguardar y defender el Grial.   Y a esta milicia divina pertenecía Lohengrin.

Tal es la historia del Caballero del Cisne, que se tiene aún hoy, como relato fidedigno entre muchos pueblos de origen normando, flamenco y de la Alemania Occidental, y que luego trascendió a Europa y al mundo, por el eco de la literatura caballeresca, y por las grandes producciones artísticas que esta leyenda ha motivado.   Los grandes genios del arte musical se han inspirado en este sutil romance, y han expresado su belleza espiritual, en sus composiciones musicales. Este motivose expresa en las bellas armonías, "Nocturno de Amor" y "El Cruzado", Weber; el “Canto de Cisne”, de Saint-Saens; "Die Rosenkabelier", de Krauss; "Recóndita Amada", Jung y, sobre todo, "Lohengrin" de Wagner, obra escenográfica y musical insuperable.

La explicación esotérica de la leyenda del Caballero del Cisne es de trascendencia mística y humana a la vez, y su dilucidación exigiría mayor espacio en este breve ensayo historico. Pues el simbolismo central de la leyenda denuncia la existencia sutil del límite entre el principio inmortal, significado por el amor sublimado y el espíritu que anima la vida en forma física. Y es mas real lo eterno, que la forma humana transitoria. Lohengrin encarna y posa sus pies en la madre tierra atraído por el imperativo de la justicia y la santidad del Amor; mas la justicia y el amor se sustentan por la fe, por la confianza, y cuando ésta falta, a veces por la impertinencia femenil, el principio espiritual que actúa animando la vida, se desvanece, y el velo del misterio de todos los tabemáculos sagrados sigue cubriendo inexorablemente, el límite entre lo real, que es lo espiritual, y lo irreal que es la vida fisica o el mundo de las formas. Y las leyendas superviven a lo histórico, porque las satura de la espiritualidad trascendente, frente a lo efímero de las formas cósmicas.

¿Por qué hemos de observar, repetir y poetizar nosotros, los lojanos, singularmente, la leyenda de Nuestra  Señora del Cisne, coronada de rosas silvestres,  en  la  humilde  sencillez  campesina,  y  en
fraterna conversación con la indiecita cordillerana?  ¿Por qué hemos de sonreír, llamando ingenuo a Montesinos, porque no supo averiguar si la Imagen de la Virgen del Cisne venerada es la aparecida o la que trajeron de Quito los comuneros? No hay más grande atentado contra la vida, que destruir la ilusión, que es su poesía.

En  la  advocación  de Nuestra Señora del Cisne, es su leyenda, mejor que su historia, la que vive en el corazón del pueblo y la que ha de perpetuarla en los siglos.

Quito, agosto de 1944

Loja en la Guerra de la Independencia

De los hechos cívicos por los que Loja y su provincia pueden ufanarse, el más esclarecido es el de su contribución en las campañas que culminaron en Pichincha y Ayacucho.

Después del revés militar de Huachi, el General Antonio José de Sucre reorganizó su ejército en Guayaquil, y abrió operaciones en las provincias australes de Loja y El Oro. Y fue Saraguro el centro de convergencia de los batallones y los recursos bélicospara marchar sobre Cuenca, el primer objetivo de su campaña.

Antes de la expedición pidió al General San Martín, Protector del Perú, el auxilio militar necesario para librar a la nación quiteña del yugo colonial, como antecedente para atacar al ejército español que aún se mantenía fuerte en la serranía peruana, y le exigió la devolución del aguerrido batallón colombiano "Numancia". El General San Martín aceptó cooperar, pero sin que saliera de Lima el batallón pedido, y anuncio que enviaría una División del ejército peruano al mando del Coronel Andrés Santa Cruz, previas algunas estipulaciones, por lo que el General Sucre designó al Comandante Luis Urdaneta para que tratase personalmente este asunto en el Perú.

El Coronel Heres ha escrito el itinerario de la "Campaña del Sur", en forma detallada, que incluye en sus "Memorias" el General O' Leary.

El 30 de Enero de 1822 llegó el Comandante Urdaneta con la primera División de las tropas peruanas a Gonzanamá, y a la ciudad de Loja el 2de Febrero. El 8 de este mismo mes llego a esta ciudad el Coronel Santa Cruz con el Escuadrón de Cazadores y despacho al grueso de su ejército a Saraguro. El batallón Trujillo al mando de Urdaneta salió el 10, el 11 el Escuadrón de Granaderos, y el 13 se movilizó Santa Cruz con el resto de su ejército, excepto los enfermos que quedaron en Loja.

A su paso por esta ciudad, el Coronel Santa Cruz, que posteriormente había de tener tanta figuración en la historia del Perú y Bolivia, realizó una violenta imposición de servicios, que resultó casi un saqueo. Pues el mismo día exigió la entrega de veinte mil pesos, suma exagerada para ser entregada de inmediato, y sin embargo, la recibió. Luego tomó de la Caja del Colegio de Loja, manu militari, 2.476 pesos, y además dejó impuesta una contribución extraordinaria a la población, de cuatro mil pesos mensuales, obteniendo un anticipo de diez y seiss mil pesos.  Y también exigió  600 mulas y 300 caballos, con sus respectivos arreos, imposición que fue cumplida.

Y los enfermos peruanos que quedaron en Loja, fueron tantos, que fue necesario improvisar un Hospital y se dejó un médico para su atención.

Así 'fue el comienzo de los auxilios de Loja y su Provincia, no solamente para la "Campaña del Sur", sino también para la que finalizó en Ayacucho.

Si  Loja aceptó sin protesta el tributo impuesto por el Coronel Santa Cruz, continuó erogando cuanto auxilio pidió el General Sucre, con entusiasmo patriótico, como se atestigua en los documentos que reproducimos.
Y con respecto al contingente de hombres que dio Loja para su incorporación al Ejército Libertador, fue asimismo, entusiasta y en considerable número.

En las últimas instrucciones que le dio el General Sucre al Coronel Heres, en el oficio firmado en Cuenca el 11 de Abril de 1822, le dice: "Al Batallón del Sur" (que se empezó a formar en Loja) dará usted una dedicación muy especial, pues precisa formar ese Cuerpo con método y con buena gente. La recluta de Loja que se le dé y en esta provincia se hará la recluta escogida. EI Comandante del Cuerpo prestará a Ud., los medios que el conocimiento del país le ensenen".

En el itinerario del Coronel Heres se dice: "En el mismo instante se le contestó (al Coronel Santa Cruz) diciéndole que por las comunicaciones puestas al Coronel Urdaneta se impondría de cuanto puede serle importante saber; se le daban las órdenes para que dejaran los caballos que había traído de Piura, en caso de que no pudiesen hacer la campaña siguiente, hasta Cuenca; y que organice en Loja un depósito para reemplazar las bajas de su división y para aumentarla hasta el grado posible".

Con esta autorización del General Sucre, el "Batallón del Sur" habíase integrado en Cuenca, parte con los reclutas de Loja, pues se conocen los métodos empleados por el Coronel Santa Cruz, para llenar las areas, y proveerse de caballeria.

La tradición de Loja conserva el recuerdo relativo a que la presencia del General Sucre en Saraguro, población próxima a la ciudad de Loja, fue motivo de gran alegría y explosión patriótica, y que el contingente de hombres para la "Campaña del Sur" fue voluntario, y que se llegó "al grado posible" en realidad.

Alcanzada la victoria del Pichincha, el Cabildo de Loja, celebró el acontecimiento con grandes fiestas populares y felicitó al General Sucre por el éxito feliz de la Campaña, por lo que recibió esta respuesta: "República de Colombia, Quito, a 15 de Julio de 1822. 12º- Antonio José de Sucre, General de división, Intendente del Departamento de Quito, etc., etc. íntimamente persuadido de los nobles y generosos sentimientos que animan al pueblo de Loxa, yo le tributo las más sinceras gracias por el gran interés que ha tomado en celebrar el feliz suceso con que la fortuna me ha favorecido en la "Campaña del Sur", y tengo el placer de confesar que la gloria de que se ha cubierto la Expedición Libertadora de Quito, es debida en mucha parte a los sacrificios que en su obsequio han hecho esos ciudadanos. Por lo mismo, yo les protesto mi más viva gratitud y distinguida estimación, reconociendo el deber en que estoy constituido de manifestar al Supremo Gobierno los servicios que en la presente época ha rendido el pueblo de Loxa, a quien ofrezco mis desvelos por su felicidad en el nuevo destino a que el Gobierno me ha elevado.- Dios guarde
a. V. I. Mms. as.- A. J. de Sucre.- A la M. I. Municipalidad de Loxa. "

Participación de Loja en la Batalla de Pichincha

1.- Los infortunados combates en Huachi y la reorganización del Ejército del General Sucre. 2.- Con el contingente de Loja se organiza en esta ciudad el "Batallón del Sur". 3.- Pronunciamiento de Loja por el Gobierno de Colombia 4.- Marcha del ejército libertador a Quito y la victoria de Pichincha. 5.- Contribución de la Provincia de Loja con hombres, dinero y abastecimientos para el éxito de esta campaña.

1.- Huachi, una llanura cercana a la ciudad de Ambato, fue un campo de batalla fatal para el ejército patriota. Primero el General Luis Urdaneta, y después el General Sucre, sufrieron un fuerte revés en los combates con el ejército realista, pero tan grave en ambas ocasiones, que paralizó las operaciones de Urdaneta, y las bajas que inflingió el enemigo al ejército de Sucre fueron tantas, que obligó a los combatientes a concertar un armisticio.

El General Sucre comentando este accidente le escribe al General Santander: "Me tiene usted el más desgraciado de todos los jefes que han trabajado en la campaña del 21, yo creía contarme entre los demas vencedores. Todo me ha lisonjeado con esta esperanza para recibir el golpe más terrible". Dura fue en verdad esta prueba para el héroe invicto en anteriores y posteriores batallas, y su fe en el triunfo, presagiaba la conquista de nuevos laureles.

Guayaquil ofreció de nuevo al General Sucre la oportunidad de continuar la lucha por la libertad de la nación quiteña, y dominando todas las dificultades organizó una nueva campaña, por un nuevo derrotero. Pero antes pidió al General San Martín, ya en posesión de Lima, el envío del batallón colombiano "Numancia", acantonado en dicha ciudad, para reforzar su empresa, pues esta unidad militar gozaba de un justo credito. El General San Martin prefirió cooperar con una división peruana al mando del Coronel Santa Cruz, y acordadas las bases de auxilio militar que actuaría bajo el Comando en Jefe del General Sucre, éste dió las órdenes del caso para organizar la marcha del ejército por Machala y Pasaje, con dirección a Saraguro, población de la Provincia de Loja, a la que debía dirigirse el ejército peruano, como en efecto coincidieron en la llegada de las avanzadas de las tropas aliadas. El Coronel Heres ha escrito el itinerario de la "Campaña del Sur", en forma detallada, que el General O' Leary lo incluye en sus Memorias.

El 30 de enero llegó el Comandante Urdaneta con la primera división de las tropas peruanas a Gonzanamá y a Loja el 2 de febrero. El día 8 de este mismo mes llegó a esta ciudad el Coronel Santa Cruz, con el Escuadrón de Cazadores y despachó el grueso de su ejército para Saraguro. El Batallón Trujillo al mando de Urdaneta salió el 10, el 11 el Escuadrón de Granaderos, y el 13 se movilizó Santa Cruz con el resto del ejército, excepto los enfermos que quedaron en Loja.

El paso por Loja del Coronel Andrés Santa Cruz, que posteriormente había de tener tanta figuración en la Historia del Perú y Bolivia, se significó por la imposición de servicios, pero en una forma y porcentaje lindantes con la extorsión. El mismo día de su llegada exigió la entrega de veinte mil pesos, suma exagerada en estos tiempos, para una ciudad provinciana agrícola, cantidad que le fue entregada. Luego tomó de las Cajas del Colegio de Loja 2.476 pesos, e impuso una contribución extraordinaria a la población de Loja de cuatro mil pesos mensuales obteniendo el anticipo de 16.000 pesos.

Ademas exigió 600 mulas y 300 caballos con sus respectivos arreos, y doscientos caballos más de remuda, imposición que fue cumplida.

Este fue el comienzo de los auxilios que Loja y su provincia tendrían que dar, y que llegaron a sumar más de quinientos mil pesos, en un comjunto aproximado que se hizo posteriormente, suma exagerada en relación con los medios económicos de esa epoca.

Sin embargo, Loja y su Provincia respondieron sin omitir sacrificios a todos los pedidos que hiciera el General Sucre, o que se impusieran por sus agentes, a veces con cierta violencia incompatible con la buena voluntad de los contribuyentes. El consumo de reses para el ejército fue realmente exorbitante hasta alarmar al mismo General Sucre, cuando habiendo concluido la campaña en Pichincha, se lo seguía exigiendo desde Cuenca, por lo que el General ordenó la suspensión de este tributo, dando gracias al Cabildo de Loja.

2.- Y con respecto al contingente de Hombres de Loja para su incorporación al Ejército Libertador, fue asimismo entusiasta y de consideración en su número.

En las últimas instrucciones que le dio el General Sucre al Coronel Heres, en el oficio firmado en Cuenca el 11 de abril de 1822, le dice: "Al Batallón del Sur (que se empezó a organizar en la ciudad de Loja) dará usted una dedicación muy especial, pues precisa formar ese Cuerpo con método y con buena gente. La recluta de Loja que se le dé, y en esta provincia se le haga recluta escogida. El Comandante del Cuerpo presentará a Ud. los medios que su conocimiento del país le enseñan.

Adición: de las ochocientas camisas que hay en Loja: las quinientas y trescientas que hace aquí el encargado de la maestranza, servirán para los ochocientos vestuarios que se construyan..."  No es posible precisar el númerode soldados que suministró Loja, pero es presumible por la proporción de lo que contribuyó la Provincia de Loja, en otros aspectos, que el número habrá sido de consideración, relativamente a las bajas del ejército peruano Auxiliar, pues en la ciudad de Loja quedaron tantos enfermos que se hizo necesario habilitar un Hospital y que quedara un médico para su atención.

En el itinerario del Coronel Heres se anota lo siguiente... "A las 8 de la misma mañana, se recibieron comunicaciones del Coronel Santa Cruz, dando parte de su llegada a Loja (8 de febrero) con el Escuadrón del Cazadores; el 9 de que habían salido más companías de su división hacia Saraguro; de que el Coronel Urdaneta saldría con tres del Batallón Trujillo el 10; de que el 11 le seguiría el Escuadrón de Granaderos a caballo y que él mismo saldría el 13 con el Cazadores y talvez con  dos compañías más del Batallón Piura y el parque que se había quedado dos jornadas atrás por la aspereza de los caminos y por falta de recursos. En el mismo instante se le contestó diciéndolo que por las comunicaciones puestas al Coronel Urdaneta, se impondría de cuanto podría serle importante saber, se le daban las órdenes para que dejase los caballos que había traído de Piura, en caso que no pudiesen hacer la campaña siguiente, hasta Cuenca; para que organizase en Loja un depósito para reemplazar las bajas de su división y para aumentarla hasta el grado posible. Por último, para arreglar el partido colocando en los destinos hombres de su confianza o que hubiesen hecho señalados servicios a la Patria. Porque no podían sostenerse ni alojarse en el pueblo de Saraguro todas las tropas que se debían reunir con él, dio el señor Comandante General orden para que la Compañía Albión y el Batallón Yaguachi marchasen a Ona".

El contingente de hombres que dio Loja al Ejército de la Libertad fue considerable, se comprueba con exactitud.

3.- En esos mismos días críticos, cuando el Ejército del General Sucre se concentró en Saraguro, el pueblo de Loja, ya sin obstáculos se congregó para realizar su juramento de lealtad a la República. Este hecho se ha consignado en la siguiente acta:

"En la ciudad de Loja en diecisiete de febrero de mil ochocientos veintidós: en virtud de las prevenciones que contiene el oficio del once del presente mes, llegó el domingo o día del señor en que solemnizó con las demostraciones que caben en este lugar el juramento de nuestra Independencia del gobierno Español, y de todo otro que quiera subyugarnos, para cuya defensa ofrecieron el pueblo todo congregado, el Cuerpo Municipal, la Nobleza y Religiones juntas ser fieles a Dios y a su religión y a la Patria, derramar la última gota de sangre, conservar al presente Gobierno Colombiano a toda costa, y obedecer a las autoridades legítimamente constituidas. Evacuado así este público juramento en la plaza mayor se dirigieron todas las Corporaciones referidas a la Iglesia Matriz, donde se celebró misa en accion de gracias, y se cantó el Tedeum, con la devoción y alegría posible, pidiéndole al Dios de nuestros destinos un Gobierno feliz y eterno prestándole los más debidos agradecimientos por las circunstancias en que últimamente nos hallábamos y manifestando a toda la ciudad un orador los derechos que recogíamos y los deberes a que nos sujetábamos. Así concluyó el acto más luminoso que ha visto esta ciudad delante de las tropas auxiliares del Perú, deseando con el mayor esmero las propias de nuestra Colombia que establecerán el sistema feliz en que hemos de vivir, y que habíamos jurado desde el 20 de noviembre último, ya sin el temor de que nos opriman fuerzas extrañas como en aquella vez. Sentada y firmada la presente acta por los señores que componen este Excmo. Cuerpo, y los demás que asistieron en el tablado que se levantó, dejándola en el archivo público, para que la suscriban cuantos quieran, como el presente Secretario certifica. Mariano Riofrío.- Juan José Burneo.- José Segundo Palacio.- José Onofre Palacio.-Manuel de la Piedra.- Francisco de Riofrío.- Agustín de Riofrío.- Juan Manuel Maldonado.-Manuel de Carrión.- Vicente de Olmedo y Rodríguez.- Dr. José María Lequerica.-Dr. Juan Rafael Arias.- Francisco Antonio Astudillo.- Pío de Valdivieso.- José María Torres.- José María Moreno.-Juan Alvarado.- Nicolás García.- José María Molina.- Félix Costa.- Manuel de Aguirre.- Carlos Carrión y Samaniego.- José Cabrera.- José Angel Ludeña.- Segundo de la Cueva.- Francisco Santín.- Diego Espinosa.- Manuel José de Araus.-IgnacioAlcocer.- Mariano Vivar.- José Antonio Luzuriaga.- Francisco Burneo Valdivieso.- Pablo Manuel Riofrío.- Agustín Arias.-Manuel Lozano.- Juan José Cueva.- Juan Antonio Hidalgo.- Mariano Córdova.-Carlos Suárez.- Vicente Añasco.- Gaspar Cuadrado.- José Azanza.- Isidro Samaniego.- Juan Agustín Borrero.- Ramón Arciniega.- José Infante.- Antonio de Carpio.- Mariano de Arévalo y Fierro.- Dr. Francisco Villavicencio.- Felipe Maruso.-Ignacio Espinosa.- Fr. Ramón Peñaherrera.- Ángelo Valladares.- Tomás Riofrío.-José María Aguirre.- José Alcocer.- José Alguido.- Manuel Montesinos.- Fr. Manuel Roa.-Marcelino Carrión.- Marcos Tinoco.- Félix Tinoco.- Ignacio Espinosa.-Manuel Yerovi.- Juan Ignacio de Valdivieso.- Juan Carrión.- José Benigno Izquieta.- Javier Burneo.- José Antonio Quevedo.- José María Ramírez.- Gregorio de Jaramillo y Carrión.- Juan Pacheco.- José Andrés Paredes.- Juan Francisco Espinoza.- José Maldonado.- José de la Encarnación.- José Berrú.- José María Arauz Marchena.- Fr. Juan Antonio Arciniega.- Pedro José Carrión.- José Francisco Tenemasa.- José María Ordóñez.- José Ruperto Cadena.- Vicente Bartolomé de Vivanco.- Ramón Pinto.- Juan José Arévalo.- José Juan Jiménez.

Así como el gobierno de los Patricios lojanos mantuvo con absoluta lealtad el juramento de la Constitución de Cádiz, el Gobierno Republicano iniciado con la unión Grancolombiana, y su constitución de Cúcuta, se juró en Loja el 20 de noviembre de 1821, como se hace constar en el acta transcrita el 17 de Febrero de 1822, y se ha cumplido con perfecta lealtad por Loja y su Provincia, sin embargo de las vicisitudes de la nacionalidad. Leal con el Rey, leal con la República: este es el
lema del Estandarte blasonado de la colectividad lojana, en la fortaleza de sus montañas, en la frontera austral.

Los cantones lojanos de Zaruma, Saraguro, Paltas y Calvas, ratificaron juramento, sin que se haya conservado el texto de las actas, si no es el de Saraguro, suscrito el 10 de marzo de 1822 por el personal del Ilustre Ayuntamiento integrado por el alcalde don Agustín Celi y los regidores José Jaramillo, Juan Tapia, Juan María Sánchez y Celi, Juan Toro y Guzmán, Regidor-Secretario.

Desde Saraguro, lugar de convergencia de todo el ejército al mando del General Sucre, marchó a Cuenca que ocupó sin resistencia, pues fue abandonada por la guarnición realista, y después de haberse organizado y reforzado con los auxilios de Loja y Cuenca, los batallones, con recursos necesarios para la campaña continuaron la marcha hacia Quito, casi sin resistencia, hasta culminar con la victoria en las faldas del Pichincha, el 24 de Mayo de 1822.

4.- Doce días después de este acontecimiento se recibía en Loja la noticia oficial siguiente:  "República de Colombia.  Departamento de Quito.- Tomás de Heres, Gobernador, Comandante General de la Provincia de Cuenca.  Sala de Gobernación de Cuenca a 1º- de Junio de 1822-12º- Al Sr. Gobor de Loxa. El Sr.Gral. con fecha 25 del p. pdo me dice lo siguiente:  'La victoria esperó ayer a la División de Libertadores con sus laureles gloriosos sobre las faldas del Pichincha El ejército enemigo fue completamente destruido por nuestra Infantería en un combate de tres horas. El terreno que no permitió que obrase la Caballería pudo favorecer algunos restos que se han refugiado en el Panecillo por la misma razón la Caballería enemiga que no entró en batalla ha escapado a Pasto en disolución. El Sr. Coronel Santacruz está desde anoche en la ciudad oyendo las proposiciones sobre que ofrece el Gral. Aymerich rendirse hoy y nos posesionaremos de Quito. Tengo el honor de participar de Ud. esta fausta noticia, para que sea jubilosamente celebrada en los pueblos de su mando, como la jornada que ha terminado la campaña de Quito y aun creo que la guerra de Colombia. Dios guarde a Ud. muchos años.- Antonio José de Sucre'. Lo transcribo a Ud. penetrado del júbilo que inspira noticia tan interesante. Ella será a Ud. y los pueblos de su mando, el día más lleno de gozo que debe ser celebrado con transportes de alegría. Dios gue. a Us. T. de Heres".

"Los resultados de la jornada de Pichincha han sido la ocupación de esta ciudad y sus fuertes el 25 por la tarde, dice el General Sucre en su Informe oficial al Gobierno de Colombia, la posesión y tranquilidad en todo el Departamento, y la toma de 1000 prisioneros de tropa, 160 oficiales, 14 piezas de artillería, 1700 fusiles, fornituras, cornetas, banderas, cajas de guerra y cuantos elementos de guerra poseía el ejército español.

 "Cuatrocientos cadáveres enemigos y doscientos nuestros han regado el campo de batalla; además tenemos 190 heridos de los españoles y de los nuestros. Entre los primeros contamos al Teniente Molina y al Subteniente Mendoza, y entre los segundos, a los Capitanes Cabal, Castro y Alzuro; a los Tenientes Calderón y Ramírez y a los Subtenientes Borrero y Arango.

“Los cuerpos todos han cumplido su deber: Jefes y Oficiales y tropa se disputan la gloria del triunfo. El Boletín que dará el Estado Mayor recomendará a los Jefes y subalternos, que se han distinguido; y yo cumpliré con el deber de ponerlos en consideración del Gobierno; en tanto hago una particular memoria de la conducta del teniente Calderón, que habiendo recibido sucesivamente cuatro heridas, no quiso retirarse del combate. Probablemente morirá; pero el Gobierno de la República sabrá compensar a su familia los servicios de este oficial heroico".

El conocimiento de la espléndida victoria de Pichincha, repercutió en Loja con inusitado entusiasmo, y el I. Ayuntamiento dictó la siguiente Ordenanza de festejos:

“En la ciudad de Loja, en diez y ocho dias del mes de junio de mil ochocientos veinte y dos años. Reunido el Excmo. Cabildo en la Sala Consistorial, para manifestar el placer que ha sentido con la plausible noticia que le comunica el 29 de mayo último el Señor General en Jefe de la división unida del Sur de Colombia Antonio José de Sucre, del triunfo conseguido el 24 del mismo mes en las faldas del Pichincha, que ha originado el glorioso resultado de la libertad del Departamento de Quito, deliberaron que haya una semana de toros a diez por día, los que repartirán los seis cantones computado el de la Capital por el primero, y por tanto deberá dar principio con la primera corrida de toros el lunes 15 del próximo julio, e igualmente se divide la ciudad en dos barrios según está marcada en el Auto de buen gobierno. Entendiéndose ser los Diputados del de arriba los S. S. Alcalde de la nominación Mariano Riofrío; Regidores José Onofre Palacios, Juan José Correa, Manuel de la Piedra, Pablo Riofrío y el Procurador José Pío Escudero. Del de abajo los S. S. Alcalde de Segunda Nómina Manuel Ignacio Valdivieso, Regidores Juan Burneo, Segundo Palacios y el Sr. Procurador Segundo Francisco Riofrío. La del quince, el lunes la dará la del barrio de arriba con el cantón de Malacatos, con la respectiva escaramuza; el martes diez y seis el de abajo, Saraguro, con su escaramuza; el miércoles diez y ocho los dos barrios unidos con los cantones referidos, y escaramuza; el jueves diez y nueve el cantón de Calvas, con su escaramuza; el viernes veinte en los mismos términos, y el sábado veintiuno Zaruma bajo la misma forma. Igualmente resolvieron se representen cinco Tragedias o Comedias que darán principio el Domingo veinte y dos por el Barrio de arriba y Malacatos; el lunes veinte y tres el de abajo y Saraguro; el martes veinte y cuatro el cantón Calvas; el miércoles veinte y cinco el de Paltas; el jueves veinte y seis el de Zaruma. Y para su más exacto cumplimiento comuníquese a los respectivos cantones por el señor
Procurador Secretario, y lo firmaron de que certifica. Ignacio de Arteta.- Mariano Riofrío.- José Onofre Palacio.- Manuel de la Piedra.- Pablo Manuel Riofrío.- Pío de Escudero.- Procurador Prosecretario."

Fueron días inolvidables para Loja y sus cantones los de esta fiesta celebrada con sincero entusiasmo.

5.-El sentimiento patriótico demostrado siempre, se acrecentó con la presencia del General Sucre en la Provincia de Loja, y la cooperación para el éxito en la campaña, no tuvo reservas, ni límites en el sacrificio de las personas y los bienes. Solamente que esta disposición de ánimo fue a veces mal comprendida, o exagerada la exigencia a un país, en verdad rico en su agricultura y ganadería, pero al que la dificultad del transporte por los fragosos caminos, restaba la actividad cornercial, y con ésta la adquisición del dinero, que por otra parte era preciso erogar, con buena voluntad, para la defensa de la Patria. Así y todo, Loja y su Provincia, cumplieron con su deber.

Reflexiones sobre el ensayo del sistema federal en Colombia, y el Gobierno Provincial Federal de Loja.

11 .- En la convocatoria a elecciones en la Provincia de Loja, expresa el señor Carrión, que sin embargo de que en el segundo decreto del Gobierno Provisorio del Ecuador, se declara que "la elección sera directa y tendrá por base la población" disposición contraria a los principles federales, pero da cumplimiento al Decreto pues está obligado a ello en fuerza del Convenio suscrito con el Gobierno de Quito. Y agrega, que si la Convención no adopta en forma federal para toda la República como el medio de conciliar los intereses de cada una de sus provincias, sobrevendrán nuevas resoluciones que es preciso evitar.

En la época en que se ensayó en Loja el sistema federal provincial, residían en la ciudad de este nombre un grupo de excelentes profesores colombianos señores Belisario Peña, Benjamín Pereira Gamba y Francisco Ortiz, emigrados colombianos, precisamente por federalistas.

Pues bien, producida en el Ecuador la crisis polftica referida, y cuando llegó el caso del pronunciamiento de Loja, la influencia federalista colombiana es evidente, pues el señor Pereira Gamba fue el redactor principal de "La Federación". Y si es verdad que el resultado del gobierno del Sr. Carrión Pinzano, señala el principio de una nueva época en la Historia de Loja, por la excelencia de sus reformas; y si es también verdad que la implantación de la autonomía federal en la Provincia, era lo aconsejado para desligarse del distrito electoral, que se ejercía con los atributos del antiguo Departamento del Azuay, el principio político que sirvió en un momento preciso, no podía prevalecer en Loja si no era aceptado por la Convención, como queda dicho, y por otra parte, lo que ocurría en Colombia con el sistema federal, no era propicio para esperar que se implantara en el Ecuador.

El Congreso colombiano de 1855, por un "Acto Adicional de la Constitución", por una reforma, se diría en el Ecuador, creó el Estado de Panamá, con carácter federal, y este ejemplo fue seguido y se crearon otros estados federales, pues la reforma lo permitiría. Para normalizar esta situación que iba ocasionando desórdenes, la Constitución de 1858 organizó el gobierno común de los Estados en forma federal, aparecio la Confederación Granadina, que mantuvo una aparente tranquilidad hasta 1860, año de la aguda crisis en el Ecuador, y en el que la Confederación Granadina cayó estrepitosamente, ocasionando la más sangrienta guerra civil colombiana.

Como cada Estado tenía su propio Gobierno y dictaba sus propias leyes, y, como además, en cada Estado se constituían gobiernos de tipo conservador o liberal, en 1859 estalló una revolución local en Santander, promovida por los conservadores contra el gobierno liberal de ese Estado, y este género de revoluciones se propagó en otros Estados y se generalizó en toda la República, porque la cuestión no fue ya referente al sistema federal, sino al prevalecimiento del partido conservador o el liberal en el Gobierno de la Nación, y esta guerra civil a muerte se prolongó hasta 1862, y en la convención de Rionegro se creó una nueva entidad política: Los Estados Unidos de Colombia.

Esta lección del federalismo en Colombia borró todo propósito de adoptar este sistema, y concretamente en el Ecuador, el ensayo departamental tuvo que ser derogado en 1835, por sus resultados creadores de un regionalismo bárbaro, y de la opresión de las provincias sometidas al Gobierno de una de éstas sobre las demás, sin otro predicamento que el que les daba la ley. La sola conservación, para fines electorales, de profundo interés político de los llamados Distritos Electorales, en la jurisdicción de los antiguos Departamentos del Ecuador (Quito), Guayas y Azuay, fue motivo de una lucha permanente en los Congresos, entre los que trataban de suprimir los Distritos y los que mantenían, siendo don Pedro Carbo el líder de la defensa distrital.

Por esto, fue ganancia positiva que se decretara por el Gobierno Provisorio de 1860, que la elección será directa y tendrá por base la población, lo que significó el fin del distrito electoral, y el prevalecimiento de la Provincia como entidad descentralizada.

Comentando el Padre Le Guhir esta cuestión dice: "Por disposición general, quedó acordada la convocatoria de la Constituyente en Quito para el próximo enero. Pero al tratarse de la elección de los Diputados volvió a tropezarse por parte de Carbo y sus amigos con la eterna rémora de la igualdad departamental. Con esa ocasión García Moreno escribió aquella su célebre comunicación a Carbo en la que, con elocuente y abrumadora lógica, se esforzó por reducirlo a los sentimientos dignos de un patriotismo ilustrado, y acabar de destruir las funestas tendencias de un regionalismo trasnochado. Dióse el Decreto de practicar el sufragio universal e individual sobre la base de un diputado por 20.000 habitantes, y no otra fue la ocasión para la formación del partido de oposición en la Costa. El Municipio de Guayaquil, representante de aquel regionalismo que partió por medio el régimen unitario y aún el democrático, por no decir la unión política de la República, fue hasta el fin de la primera Administración Garciana, el más formidable adversario del Gobierno y aún se convirtió en el más peligroso apoyo de la acción urbinista".

Desde entonces el federalismo en el Ecuador no ha vuelto a interesar a la opinión nacional y cuando alguna vez se ha discutido como tema ocasional de interés político local, pero ya si convicción para luchar por este sistema de Gobierno, ha sido para que se confirme su inconveniencia aun desde el punto de vista económico, ya que algunas provincias federales no podrían subsistir con sus propias rentas y en ningún caso emprender en obras de envergadura nacional.

Y concretándonos al caso de Loja y el Gobierno Provincial Federal del señor Carrión Pinzano, ha merecido esta opinión histórica: "Digno de repararse aquí es igualmente el espíritu federalista, no limitado de alguna República hermana sino de Norte América y Suiza, el cual se reveló en Loja, sujeto al criterio de Dn. Manuel Carrión y en Cuenca donde comenzaron a germinar las ideas del Dr. Benigno Malo, quien, con la experiencia adquirida en el ejercicio de la Administración, veía ser conducente por el bien de la Patria, por una amplia descentralización. Este criterio influyó luego decisivamente en la Constituyente de 1861".

¿Que mayor gloria para un hombre de Estado que alcanzar la reforma fundamental de la descentralización, no sólo con la palabra escrita, sino con el hecho, con el ensayo práctico del sistema que se preconiza como bueno?

Sino era adaptable a nuestro medio el sistema federal, el gobierno provincial en goce de su perfecta descentralización, como el que ejerció en Loja el Sr. Carrión Pinzano en 1859, probó al Sr. García Moreno, inclusive, la urgente necesidad de dar a las provincias toda la categoría gubernativa a que tienen derecho. Y el respeto a su autonomía, para evitar toda intervención egoísta distrital, germen de la disolución contraria a la unidad nacional, para resolver los grandes problemas que exigen el esfuerzo conjunto para su realización.

El régimen administrativo del Sr. Carrión, queda comprobado, fue de reformas tan fundamentales, que prevalecen hoy en todo su vigor.

Lo primero, la reforma de la división territorial propia para el desarrollo de las actividades de todo orden, sin el tropiezo de la contradicción geográfica y orográfica que anula el desarrollo vital de una región. Así, la intervención desde Cuenca en la solución de necesidades premiosas, en una provincia aledaña, pero separada por altas cadenas de montañas y por una orografía tan revolucionada como la de a Provincia de Loja, en su inmensa extensión, con sus límites en los ríos Macará y Puyango, Túmbez, Chinchipe y Zamora era inaceptable, mídase en el mapa la distancia entre el río Jubones, frontera azuaya y los ríos antedichos en la frontera austral, y se podrá comprobar el absurdo de querer gobernar desde Cuenca; y fué preciso realizar un movimiento separatista federal, para conseguir el respeto a la dignidad y los intereses de una provincia ecuatoriana, pero tratada como paísextranjero en cautividad.

Esto explica por qué el Cabildo de Loja en forma tan insistente pedía, imploraba la independencia de Loja de la jurisdicción del Departamento del Azuay en lo que respecta a la Corte Superior de Justicia, al Obispado y a la recaudación y tesorería de sus rentas, así como la intervención militar, servicios que eran anulados por la distancia, por la defectuosa administración y por el prejuicio regional, que dejaba a toda una provincia en el más completo abandono, y a merced de la arbitrariedad de los agentes civiles y militares de Cuenca.

Esta revolución federal, tiene para la provincia de Loja el significado histórico de su emancipación política.